LIMPIEZA DE OÍDOS EN MI MASCOTA

MV. Maricela Medina
17 nov 2017
3 Min. de lectura

El oído de nuestras mascotas se divide en tres partes: la fracción externa y visible, que es la oreja del animal. El oído medio, que conecta la oreja con las partes profundas y sirve para proteger al animal de los sonidos excesivos. Y el oído interno: un conjunto de conductos intrincados y cavidades rellenas de líquido que le confiere al animal la capacidad de oír, pero también de guardar el equilibrio.

El canal auditivo tiene forma de L, es un tubo que tiene dos componentes: una parte vertical y una parte horizontal. La abertura que vemos en la oreja cuando miramos el interior del oído de nuestro perro lleva inmediatamente a la parte vertical. La parte vertical del canal se extiende y se dobla para convertirse en la parte horizontal, que es más estrecha que en la mayoría de los demás animales. Al final de la parte horizontal se encuentra la membrana timpánica (tímpano).

¿POR QUÉ DEBO LIMPIAR LOS OÍDOS A MI MASCOTA ?

El oído se presta a la aparición de enfermedades derivadas de bacterias y hongos ya que es un lugar cálido y húmedo, lo que se agrava en los perros por la forma tan especial del conducto y por el hecho de que muchas razas tengan orejas caídas, lo que dificulta aún más su ventilación, así como también hay razas de perros que tienen gran cantidad de pelo en el interior de la oreja que sirve como depósito para la suciedad, residuos y acumulación de cerumen. Por este motivo, la higiene auditiva es un aspecto muy importante de prevención así como también nos permite revisar si existe alguna dolencia en esta zona

¿CÓMO DEBO LIMPIAR LOS OÍDOS A MI MASCOTA?

Para realizar una adecuada limpieza del canal auditivo necesitaremos un limpiador de oídos, hay una variedad de limpiadores que te recomendará tu médico veterinario. Estos limpiadores óticos nos ayudan a retirar la mayor cantidad de cerumen y suciedad, así como también necesitamos algodón o gasa.

Una vez tengamos lo necesario, enrollamos una gasa o algodón en nuestro dedo con el limpiador ótico y lo introduciremos suavemente en el oído del perro. Debemos ser muy delicados ya que cualquier movimiento brusco puede hacerles daño. Una vez hayamos introducido suavemente el dedo con la gasa y algodón en el interior de su oreja, realizaremos pequeños y suaves movimientos circulares, con el fin de que se quede pegada la mayor cantidad posible de cera en la gasa. Sacaremos el dedo con la gasa y lo examinaremos, si la gasa ha salido sucia, con restos de cerumen o secreción con mal olor, cogeremos una gasa limpia y repetiremos la limpieza en ese oído, tantas veces como sea necesario hasta que la gasa salga limpia.

Si al realizar la limpieza evidenciamos dolor, picazón, malestar, enrojecimiento, inflamación, secreción, mal olor es necesario llevar a nuestra mascota para que sea examinada por su médico veterinario pues podría estar sufriendo de un cuadro de otitis.

¿CON QUÉ FRECUENCIA DEBO LIMPIAR LOS OÍDOS A MI MASCOTA?

La limpieza y revisión de oídos de nuestra mascota debería realizarse una vez a la semana o cada 15 días, no obstante, en el caso de perros de orejas largas y caídas, la frecuencia de limpieza debe ser una vez al semana. En caso presenten algún problema de otitis y estén en tratamiento esa limpieza se prolongará durante todo el tiempo de tratamiento. Es importante proteger los oídos siempre a la hora de bañar a nuestra mascota, colocándoles algodones para evitar que el agua ingrese y generé humedad que predisponga futuras infecciones.

CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE HIGIENE DE LOS OÍDOS DE MI MASCOTA

Otitis: Predispone a la presencia de inflamación e infecciones (OTITIS) que pueden comenzar en el oído externo y luego pasar al oído medio y finalmente a los órganos internos del oído interno.

Síndrome vestibular: Daño en las células nerviosas que conectan el oído interno al cerebro y provocan pérdida de equilibrio (en casos severos).

Otohematoma: Es la acumulación de sangre por la ruptura de un vaso sanguíneo entre la piel y el cartílago auricular se produce por un rascado excesivo debido a un problema de otitis o falta de higiene de los oídos.